El Gobierno de España vuelve a lo de «donde dije digo, digo Diego» con Catalunya. Su sarcasmo es tan evidente que ya excluye sin tapujos, la tan cacareada mesa de diálogo. Como mínimo la arrincona para un plan secundario, tras pausarla el pasado mes de diciembre y no reanudar los contactos con el Gobierno catalán sobre esta cuestión, pese a la insistencia del ejecutivo para llevar a término los encuentros.
Si bien en un primer momento desde la Moncloa se expresó que la mesa no era necesaria porque el procés independentista había terminado, la ministra del PSOE de Política Territorial y portavoz del gobierno español, Isabel Rodríguez, asegura ahora que las reuniones no hacen falta porque hay diálogo «permanente».
Así pues, el gobierno español vuelve a dejar claro que solucionar el conflicto político catalán no entra en sus prioridades, y prefiere mantener el argumentario sobre la supuesta mejora que ha vivido Catalunya desde 2017, puesto que “se ha recuperado la normalidad institucional”. Rodríguez ha asegurado que no hay fecha para una nueva reunión de la mesa de diálogo, pero que este «instrumento extraordinario» no es «necesario» en este momento porque hay diálogo «permanente» entre ambas administraciones.
La ministra y portavoz socialista ha celebrado la supuesta recuperación de la normalidad institucional y, en este sentido, ha dicho que es «importante» reivindicar «lo que se ha logrado con el esfuerzo colectivo». «Desde España con Catalunya, miramos el futuro con optimismo», ha dicho. La portavoz socialista ha hecho estas declaraciones en el marco de una visita a la Escala en la que ha abordado con el alcalde, Josep Bofill, varios proyectos.
Sin embargo, la visita ha coincidido también con el anuncio de la titular de Transición Energética, Teresa Ribera, que ha avanzado que el próximo martes se aprobarán el POEM, que previsiblemente incluirá la zona del golfo de Roses como punto donde se podrán instalar parques eólicos marinos. Una veintena de personas se han congregado a las puertas del Ayuntamiento y han acompañado a la ministra durante su visita con pancartas y al grito del «Mar es vida».