Una madre de los Países Bajos ha denunciado en el juzgado al donante del semen con el que tuvo su hijo en el 2018 con el objetivo de que no pueda dar más, porque se calcula que ya puede tener casi medio millar de hijos biológicos. El sujeto, Jonathan Jacob Meijer, el hombre denunciado por estar vinculado a más de medio millar de inseminaciones, -550 confirmadas- estaba citado este lunes en un juzgado de La Haya para declarar, pero la vista se ha aplazado porque el hombre estaba fuera del país.
La demanda también reclama que se destruya el semen suyo que hay en clínicas de fertilidad del país, -ha donado en un mínimo de 13- y sólo se conserve lo comprometido para parejas que quieren hermanos. La demanda de la mujer está apoyada por la fundación Donorkind, dedicada a defender los intereses de las personas nacidas por inseminación artificial.
Esta fundación afirma que se ha puesto la demanda porque el hombre, Jonathan M. de 41 años, se ha negado a dejar de dar esperma. «Se pide que se le prohíban nuevas donaciones, que se le exija que no contacte con nuevos futuros padres y que escriba en las clínicas para pedir que se destruya su esperma.»
Eva, la madre que ha puesto la demanda, dice que ha hablado con él y que se ha negado a detener las donaciones. «Si hubiera sabido que ya había tenido más de 100 hijos, nunca lo hubiera escogido, cuando pienso en las consecuencias que esto podría tener para mi hijo, me quedo con mal cuerpo y me entra la incertidumbre, ¿cuántos hijos más debe haber?».
Mark de Hek, abogado de Donorkind que ha gestionado la demanda, acusa al donante de haber puesto «su impulso reproductivo» frente al «bienestar mental y la salud» de los niños. El caso de este hombre ya se hizo público hace 6 años, en el 2017, cuando se calculaba que ya había tenido a más de 100 hijos en una decena de clínicas de fertilidad de los Países Bajos.
El límite legal en ese país es de 25 hijos en 12 familias distintas por donante, pero las clínicas no comparten las bases de datos, y el hombre lo tuvo fácil para vulnerar la ley. Entonces fue una asociación de ginecólogos la que denunció el caso, y le pusieron en una lista negra, pero el hombre siguió dando, a su país y también a países como España, Dinamarca o Ucrania.