Por más veces que se indique nunca es bastante. El desajuste en la fiscalidad que padece Catalunya es alarmante. Si ayer hablábamos por enésima vez del expolio que sufre ese territorio, donde encima tiene que soportar la poca inversión que realiza el Estado y los graves perjuicios que le comporta, ahora incidimos en tres cuartos de lo mismo con los impuestos.
El porcentaje de impuestos que aplica cada ayuntamiento vuelve a resurgir. En esta ocasión, lo hace de la mano del último Estudio del Índice de Competitividad Fiscal del Instituto de Estudios Económicos (IEE). El informe muestra que Reus y Girona son los dos municipios del Estado con peor competitividad fiscal. En el top ten de esta lista también se incluyen localidades catalanas como Lleida, Tarragona y Granollers.
En el debate sobre la presión fiscal de dodo el Estado siempre sale perjudicada Catalunya. En el ámbito autonómico, Catalunya presenta la mayor presión fiscal normativa, con más de un 8% por encima de la media estatal. En su análisis, el IEE concluye que en caso del Impuesto sobre los Bienes Inmuebles (IBI), se visualiza que este en municipios como Reus y Girona, nada más y nada menos, casi duplica al de la media estatal.
La profesora de Hacienda Pública y experta en Derecho Tributario de la Universitat de Barcelona (UB), Maria Dolors Torregrosa, es contundente en su análisis: «En Catalunya, existe un nivel de impuestos muy alto, lo que parecería indicar que sus ciudadanos disponen de mejores servicios y prestaciones, pero actualmente parece que no es así». Más claro el agua…