Ciudadanos (Cs) ya es prácticamente pasado de la política española. Al menos y por lo pronto, a nivel autonómico y municipal. La formación naranja ha confirmado sus peores pronósticos para este 28-M y ha desaparecido de todos los parlamentos regionales y también de los consistorios de las capitales de provincia salvo en Ciudad Real que confirma la regla, donde obtiene un representante.
Un desastre sin paliativos que supone la culminación de dos años de autodestrucción que comenzó cuando Albert Rivera pasó en 2019 de conseguir 57 diputados en el Congreso a sólo diez en la repetición de las generales. Ni el liderazgo posterior de la hiperventilada Inés Arrimadas ni el cambio de dirección nacional el pasado mes de enero tras la celebración de un congreso extraordinario han obrado el milagro de la resurrección.
Los peores augurios del que ya habíamos dado cuenta en varias ocasiones, se han cumplido en Ciudadanos. El partido ha quedado borrado de los 12 Parlamentos regionales de las comunidades que este domingo han celebrado elecciones.
A lo que se suma la caída en picado en el número de concejales. Ni siquiera el activo político más mediático de CS, Begoña Villacís, ha conseguido representación en el Ayuntamiento de Madrid, donde ha gobernado como vicealcaldesa en coalición con el PP durante este mandato con 11 asientos.
En Catalunya, territorio en el que nació el partido bajo la batuta de Albert Rivera, Cs ha perdido el 95,8% de sus concejales en estas elecciones municipales, sólo ha revalidado 10 de los 239 que consiguió en 2019 y no ha conseguido representación en el Ayuntamiento de Barcelona con Anna Grau como candidata.
Unos resultados globales que confirman el acelerón final hacia la desaparición de un partido que ahora tendrá que pelear por mantener la representación en el Congreso de los Diputados, algo que se antoja imposible ante el enorme fracaso de este 28-M.