La clara petición del president de Catalunya Pere Aragonès, de crear un «frente común soberanista» ante el gobierno de PP y Vox tras las elecciones generales del 23 de julio que ya da por hecho ha provocado un sinfín de reacciones dentro del movimiento independentista.
Carles Puigdemont y Jordi Turull, por ejemplo, le han apoyado siempre y cuando éste sea por la independencia del territorio y no por otros objetivos, un punto de vista que comparte la Assemblea Nacional Catalana.
«El único frente democrático necesario debe ser de independentistas, para culminar la independencia», han escrito en sus redes sociales reaccionando a la noticia, alejándose del planteamiento que ha propuesto Aragonés: que éste esté formado por los partidos independentistas pero también por los comunes, como defensores del diálogo y el derecho a decidir.
Aragonès había expuesto, que sería un «frente de defensa de la democracia y las libertades» para responder al ataque que un ejecutivo de PP y Vox en la Moncloa representaría contra los pilares básicos del país.
El perfil de la Asamblea ha dejado bien claro que el «mandato popular no es salvar a España», de un gobierno de derecha y ultraderecha que se podría producir tras las elecciones que Pedro Sánchez ha avanzado el domingo 23 de julio después de la victoria del PP en todo el Estado en estas últimas municipales y autonómicas.
Por todo ello, la ANC insiste en que «la única estrategia efectiva en Madrid es la confrontación», a diferencia de lo que ha sido la tónica general de ERC en la última legislatura.
