El jefe del Estado español, el rey Felipe VI de Borbón, preside la apertura del año judicial marcado por el debate sobre una ley de amnistía en Catalunya que levanta ampollas en la judicatura y que condiciona las negociaciones para formar Gobierno, mientras en un CGPJ en visible descomposición crece el desánimo tras casi cinco años de interinidad.
Como es tradición, el Supremo acogerá el acto protocolario de apertura del año judicial al que asistirá la cúpula judicial y los representantes de las principales instituciones del país, que miran con incertidumbre el complejo escenario político que se abre, tras las exigencias del presidente catalán en el exilio, Carles Puigdemont, para que Junts apoye la investidura del próximo presidente del Gobierno.
Aunque es poco probable que el tema salga a relucir en los discursos institucionales del presidente interino del Supremo, Francisco Marín Castán, y del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, el debate de la amnistía apunta a monopolizar los ‘corrillos’ que son costumbre en el cóctel posterior.
La ley de amnistía que exige el político exiliado antes de comenzar a negociar con Pedro Sánchez no gusta a la judicatura, mucho menos en el Tribunal Supremo que ha diseñado toda la arquitectura jurídica contra el Procés, avalada posteriormente por el Tribunal Constitucional.