El presidente interino del Tribunal Supremo (TS), Francisco Marín Castán, ha recordado este jueves que las democracias también mueren si se debilitan las instituciones, por lo que ha pedido a los actores políticos «un verdadero compromiso» para garantizar «el buen funcionamiento y la independencia del Poder Judicial», algo que ha defendido que pasa por situar a la Justicia por encima de «los intereses partidarios».
En su discurso de apertura del año judicial ha citado la obra ‘Cómo mueren las democracias’, de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, para señalar que «en nuestros días, la democracia ya no muere necesariamente por un acto violento o dramático, esto es, con un golpe militar o una revolución, sino con un lamento prolongado: el lento y progresivo debilitamiento de las instituciones esenciales, como son el Poder Judicial y la prensa, y la erosión global de las normas políticas tradicionales».
Por eso, Marín Castán ha defendido que «el buen funcionamiento de la Justicia debe ser un asunto de Estado», indicando que «cuando ese buen funcionamiento está en entredicho todos los actores políticos deben ser conscientes de que las altas responsabilidad que el pueblo soberano les ha confiado están por encima de los intereses partidarios».
Así, ha reclamado a los políticos una doble acción: positiva, para «situar como objetivo de la acción de política el buen funcionamiento y la independencia del Poder Judicial por encima de los intereses partidarios»; y otra «negativa» para «abstenerse de todo comportamiento que de alguna manera pueda erosionar la consecución del mencionado objetivo».
Por otro lado, se ha referido a la situación actual de la Justicia para reclamar una renovación urgente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). «Me veo en la necesidad, una vez más y como ya hiciera en años anteriores mi predecesor, de emplazar aquí, de manera pública y solemne, a los responsables de las diferentes fuerzas políticas con representación parlamentaria para que, con urgencia, alcancen un acuerdo que permita renovar el Consejo General del Poder Judicial», ha dicho.
En este sentido, ha destacado que «los ataques a la independencia judicial pueden tener diversos orígenes y mostrar múltiples variantes», exponiendo que «en ocasiones son comportamientos activos, de intromisión directa o indirecta en la toma de decisiones judiciales para influir en ellas, procedentes incluso de los propios dirigentes políticos», pero que también «pueden surgir de comportamientos omisivos, mucho más sutiles y por ello más peligrosos para el funcionamiento del sistema democrático».
«Así, si el Consejo General del Poder Judicial tiene como misión fundamental velar por la independencia de los jueces, no proceder a su renovación en tiempo y forma no deja de ser una manera de cercenar la plenitud de esa independencia, del mismo modo que lo es mantener al más alto tribunal de la nación en una situación crítica, casi de respiración asistida», ha alertado.
En este punto, se ha referido al estado del Tribunal Supremo para calificarlo de «desolador» por la crisis de vacantes ante la imposibilidad de que el CGPJ realice nombramientos discrecionales.